DOÑA CARMEN
Pollos Rio es la auténtica rosticería de pollos a la leña fundada hace más de 70 años.
Todo comenzó en 1946 por doña Cármen Covarrubias Robles, con el apoyo de Don Salvador López Avitia en la calle de Gutenberg esquina con Melchor Ocampo, en la colonia Anzures de la Ciudad de México.
Al abrir el negocio, doña Cármen tuvo que trabajar 18 horas para poder limpiar y descañonar cada ave, cocinar los platillos del restaurante y atender a la clientela.
Con jornadas hasta las dos de la mañana, ya que por la falta de dinero no podía pagarle a empleados que le ayudaran.
Después de 20 años de arduo trabajo y de boca en boca, se empezó a correr la voz que “Pollos Rio” eran los mejores de México.
Posteriormente, con el fin de que “Pollos Rio” pudiera acercarse a más familias mexicanas, tuvo la necesidad de abrir más rosticerías en diferentes puntos estratégicos de la ciudad de México y después de 77 años, Pollos Rio, fue, es y seguirá siendo la mejor rosticería de todo México.
EL
AUTÉNTICO
SABOR
Desde hace 77 años, Pollos Rio ha seguido la receta original de Carmen Covarrubias, dándole ese toque de sabor inigualable en cada mordida, pues contamos con la receta secreta que ha pasado de generación en generación que ha enamorado a miles de familias mexicanas.
El proceso de crianza orgánico por el cual pasan todos nuestros pollos, libres de hormonas de crecimiento, hacen que nuestros pollos tengan un buen tamaño, la más alta calidad y el mejor sabor.
En Pollos Rio nos destacamos no solo por nuestros deliciosos platillos salados, pues también somos especialistas en platillos dulces, para el más fino paladar. Todos nuestros platillos se elaboran con la más alta calidad, siempre poniendo el amor y sazón con el que comenzó nuestra querida Carmen Covarrubias.
CÓMO
NACIÓ EL
NOMBRE
El nombre de “Pollos Rio” nació porque doña Cármen, quería poner un anuncio luminoso del local, pero estaba fuera de su alcance porque constaba de varias letras y ella solo tenía presupuesto para cubrir el precio de tres.
Doña Carmen quedó desconsolada y perdió la esperanza, pero mientras iba caminando por la calle vio un periódico en el piso y en letras grandes decía: “Las muchachas de Río de Janeiro”.
La palabra “Río” le gustó tanto que en ese momento dijo: “Este es el nombre que quiero” y así fue como surgió el nombre de “Pollos Río”.